Por Juan D. Villa Romero* | Opinión
@jdiegovillave
El fanatismo no permite que las personas se expresen libremente y puedan ser capaces de construir conocimientos cada vez más amplios y completos, en el pensar diferente, en la comprensión, el respeto y la tolerancia hacia el otro.
El fanatismo enceguece y bloquea la libertad del pensamiento propio y, en la Venezuela actual, parece haberse convertido en el sentimiento desde el que muchos orientan su decir y hacer en todas sus acciones.
Lo inexplicable e inentendible sale a escena y se enfrenta, sin ningún tipo de fundamento, al saber mejor fundado, a las normas y leyes que, gusten o no, hay que respetarlas.
De un lado y del otro de esta grieta moral que divide a los venezolanos hay fanáticos, ignorantes, irrespetuosos, irresponsables y charlatanes que, en sus relatos vacíos de rigor, de conocimiento real de la historia y de los hechos, no aportan ni construyen nada.
Guste o no, la Constitución nacional es la guía para gestar los cambios que amerita nuestro país, porque cualquier paso que se haga fuera de la carta magna es nulo, írrito e ineficaz y sobran ejemplos de ello.
Nuestra Constitución no deja a nadie afuera: sin embargo, en la práctica ambos extremos no la respetan. Por ello, mi llamado es a leerla, analizarla a profundidad, practicarla y vivir conforme a las disposiciones y beneficios extraordinarios que esta consagra.
Venezuela necesita de hombres y mujeres que hagan de los valores y derechos humanos su práctica cotidiana y dejen de alimentar sus corazones de fanatismos estúpidos, que no aportan nada al desarrollo que merecemos y estamos llamados a construir.
No somos mejores ni peores por pensar y emitir opiniones diferentes a las esperadas, simplemente somos personas libres que deseamos vivir en una sociedad más justa, equitativa, decente, digna y menos fanática.
No es tu partido, tu movimiento, tu creencia, tu ideología, tu grito, tu crítica, tu mentira, tu insulto, tu escrache, tu agresión y tu fanatismo, lo que te hace mejor persona; lo que realmente hace a una persona de bien es la práctica continua y permanente de valores humanos, en donde cada acción apunte al bien común y a todos los beneficios de la república que habitamos.
Desde Unidad Visión Venezuela hacemos un llamado a superar los elementos que nos separan y a esforzarnos por destacar lo que nos convida como pueblo para lograr una vida en libertad.
* Juan Villa Romero es Político. Secretario juvenil de Unidad Visión Venezuela.

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