Algunos medios de comunicación españoles, aunque no todos, se han fijado en la
figura de un corresponsal de guerra vasco en el actual contexto de invasión
rusa de Ucrania. Pablo González, desplazado para cubrir la actualidad
informativa derivada del conflicto en Ucrania, hace más de tres semanas que
permanece retenido por parte de las autoridades de Polonia, país vecino
de Ucrania y miembro de la Unión Europea (UE), así como de la OTAN.
Hace más de veinte días que sus abogados no pueden contactar con él. Ni su
letrado Gonzalo Boye –quien defiende entre otros los intereses del
expresidente catalán Carles Puigdemont–, ni tampoco la abogada de oficio que
le han asignado en el país centroeuropeo han podido reunirse con él, por lo
que denuncian «incomunicación fáctica» del arrestado, sobre el cual no pesan
cargos al menos de forma pública. Hay quien en su entorno cree que este
aislamiento es intencionado. «O no está en condiciones o bien quieren que
reconozca hechos que él no cometió», agregan fuentes del mismo,
reseñó Antoni Agüera en UltimaHora.es.
El pasado jueves 24 de marzo, al cumplirse 25 días sin noticias
del periodista Pablo González, las autoridades polacas han decretado
que el reportero español que colaboraba informando sobre el conflicto
ucraniano con medios de comunicación nacionales como el
diario Público o La Sexta, entre otros, permanezca en prisión
provisional hasta el 29 de mayo.
Reporteros sin Fronteras (RSF) denunció que su caso infringía derechos
fundamentales hace ya algunas fechas. Su último contacto con el exterior fue
una llamada a su esposa el día de la detención, el pasado 28 de febrero, poco
tiempo después del inicio de la guerra en Ucrania. Una corta reunión con el
cónsul español hace ya días resultó infructuosa. Las autoridades polacas
le acusan de espionaje y se encuentra encarcelado en una cárcel al sudeste del
país, no muy lejos de la frontera con Ucrania.
A la vista de las informaciones disponibles, las autoridades de Polonia le
acusan de espiar para favorecer los intereses rusos. Lo único verificado en
estos momentos es que su madre es hija de uno de los niños que huyeron a Rusia
escapando de la guerra en España. Según explica La Vanguardia el
reportero preso nació en Moscú en 1982 y fue registrado en primera
instancia con el nombre de Pavel.
Al divorciarse su madre fue a vivir a España con su hijo, y ella lo registró
con su nombre y su apellido españoles. Así lo atestigua un trámite realizado
en el Registro Civil en 1991. Ello, según el rotativo catalán, explica el
origen de las dos identidades de sus pasaportes. Según El País, su nombre
ruso es esgrimido por las autoridades polacas como un alias para su
supuesta actividad de espionaje. La cuestión ha adquirido cotas más elevadas
de actualidad en las últimas horas, mediante una pregunta parlamentaria al
ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares.
No parece ser ni noticiable ni noticioso que Pablo González lleve 22 días detenido en un país de la UE y que su familia no sepa nada de él.
A más de un “profesional de la información” se le debería caer la cara de vergüenza.
¿Tenéis hijos?, él es padre de 3#FreePablo pic.twitter.com/WFvcjDvxha— Mr FloG (@_Mamua) March 22, 2022
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